En Concepción del Uruguay, una de las ciudades clave de la provincia de Entre Ríos en el sector avícola, la comunidad salió a las calles en una contundente movilización. La protesta, que tuvo lugar anoche, fue impulsada por la suspensión de trabajadores y el reclamo por salarios adeudados por parte de la empresa Granja Tres Arroyos, el mayor productor de pollos del país. La crisis en la compañía no solo afecta a sus empleados directos, sino que también impacta en la economía local, donde la industria avícola es un pilar fundamental.
La agroindustria nacional enfrenta una crisis de gran magnitud. Empresas líderes en el sector, como el grupo Los Grobo y Agrofina, han declarado dificultades para cumplir con sus compromisos financieros, mientras que otras compañías de peso, como SanCor, han iniciado Procesos Preventivos de Crisis para afrontar la situación.
Un panorama similar atraviesa Granja Tres Arroyos, el mayor productor de pollos del país, que ha solicitado un proceso de crisis con el objetivo de reducir 700 puestos de trabajo y ajustar los salarios hasta en un 20% mediante la eliminación de adicionales. La compañía opera con ocho plantas de producción distribuidas a nivel nacional, empleando a aproximadamente 7.000 trabajadores y procesando alrededor de 700.000 pollos por día. Su facturación anual ronda los 1.300 millones de dólares.
El recurso aún está siendo evaluado por la Secretaría de Trabajo, pero a finales de enero la empresa tomó la decisión de despedir a 80 empleados de su planta La China, ubicada en Concepción del Uruguay, Entre Ríos. La compañía argumenta que su situación financiera se ha visto afectada por el cierre del mercado de exportación a China, el incremento de los costos laborales en dólares y la reducción del consumo interno.
La lucha da resultados
Los despidos fueron rápidamente rechazados por los trabajadores y sus representantes sindicales, quienes respondieron con un paro total de actividades. Esta medida de fuerza llevó a la Secretaría de Trabajo a dictar la conciliación obligatoria, restableciendo la situación previa al conflicto y logrando la reincorporación de los empleados cesanteados, tal como lo establece la normativa vigente (ver).
El período de conciliación estaba programado para finalizar este lunes, momento en el que las partes debían retomar las negociaciones dentro del marco del Proceso Preventivo de Crisis. Sin embargo, en la madrugada del domingo, los trabajadores del turno nocturno que ingresaban a las 3 AM se encontraron con un cartel en la planta que informaba: “No hay faena hasta nuevo aviso”.
Ante este escenario, y en abierta violación tanto de la legislación vigente como de las condiciones impuestas por la conciliación obligatoria, la empresa decidió avanzar con un lockout patronal, dejando en la incertidumbre a un millar de trabajadores. Desde el sector sindical, aseguran que la estrategia de la compañía busca desactivar el conflicto trasladando la producción a otras plantas ubicadas en Gualeguay y distintas localidades de la provincia de Buenos Aires, con la intención de desgastar la resistencia de los empleados.
Sin embargo, lejos de debilitarse, la provocación empresarial fortaleció la unidad de los trabajadores, que lograron el respaldo masivo de la comunidad. La solidaridad se materializó en una histórica movilización hasta la intendencia, con el objetivo de exigir la intervención del poder político en el conflicto.
La magnitud de la protesta transformó el reclamo en un verdadero levantamiento popular, convirtiéndolo en un asunto de relevancia política tanto a nivel provincial como, potencialmente, nacional.
De acuerdo con información obtenida por Tiempo Argentino, en la reunión convocada por la Secretaría de Trabajo, la empresa presentó una propuesta de reducción de personal y ajuste, la cual fue rechazada por los delegados de la comisión interna. No obstante, la propuesta será sometida a consideración en una asamblea general programada para el martes a las 16 horas. Hasta el momento, el contenido del plan empresarial se mantiene en estricta reserva.
