El reciente estudio sobre la dieta del Australopithecus ha sacudido algunas de las ideas establecidas sobre la evolución de la alimentación en nuestros antepasados. Tradicionalmente, se ha considerado que el consumo de carne jugó un papel fundamental en el crecimiento del cerebro y en la evolución de herramientas en los primeros humanos. Sin embargo, los hallazgos recientes sugieren que algunos de nuestros ancestros más antiguos, que vivieron hace aproximadamente 3,5 millones de años, podrían haber sido mayoritariamente o totalmente vegetarianos.
¿Cómo se llegó a esta conclusión?
El análisis de los dientes de los Australopithecus reveló indicios de que su dieta estaba compuesta en su mayoría por plantas. Esto se determinó a través del estudio de los isótopos de nitrógeno, un método que permite identificar qué tipo de alimentos consumía un ser vivo según la proporción de ciertos elementos químicos en sus tejidos.
Las plantas contienen más nitrógeno-14 (14N), una forma más ligera de nitrógeno que los animales eliminan a través de la orina, las heces y el sudor. En contraste, una forma más pesada, el nitrógeno-15 (15N), tiende a permanecer en el cuerpo de los mamíferos. Los carnívoros presentan una acumulación significativa de 15N, mientras que los herbívoros tienen un equilibrio diferente, con menor cantidad de este isótopo pesado.
Los investigadores encontraron que el Australopithecus tenía proporciones de isótopos que coincidían más con las de los herbívoros, lo que indica que su dieta estaba compuesta principalmente por frutas, hojas, raíces y otros vegetales, en lugar de carne.

¿Por qué es importante este descubrimiento?
Si el Australopithecus fue mayoritariamente vegetariano, esto pone en duda la teoría de que el consumo de carne fue un factor determinante en la evolución temprana del cerebro humano. Se ha asumido que comer carne proporcionó las proteínas y grasas necesarias para el crecimiento del cerebro, pero este nuevo estudio sugiere que los cambios en la alimentación podrían haber sido más graduales de lo que se pensaba.
Esto también significa que los primeros homínidos pudieron haber desarrollado otras estrategias para sobrevivir y evolucionar antes de volverse carnívoros o, al menos, antes de hacer de la carne una parte clave de su dieta.
¿Cuándo comenzaron los humanos a consumir carne regularmente?
El momento exacto en el que nuestros antepasados incorporaron carne de forma significativa sigue siendo un misterio. Aunque hay evidencia de que el Homo habilis, hace aproximadamente 2,5 millones de años, utilizaba herramientas de piedra para procesar carne, no está claro si la consumían regularmente o solo en situaciones específicas.
El estudio sugiere que durante una gran parte de nuestra prehistoria, los humanos y sus antepasados pudieron haber sido más flexibles en su dieta de lo que se creía, consumiendo carne en algunos momentos, pero dependiendo en gran medida de una alimentación basada en plantas.
¿Cómo cambia esto nuestra comprensión de la evolución humana?
Si nuestros antepasados más antiguos eran en su mayoría vegetarianos, esto desafía la idea de que la carne fue el único motor del desarrollo del cerebro y la inteligencia humana. En cambio, podría indicar que otros factores, como la variedad de alimentos vegetales disponibles o la cooperación social en la búsqueda de comida, también jugaron un papel clave.
Este descubrimiento nos recuerda que la evolución humana no fue un proceso lineal, sino que estuvo marcada por adaptaciones graduales y por la capacidad de nuestros ancestros de aprovechar los recursos disponibles en su entorno.
En definitiva, aunque el consumo de carne sigue siendo un punto importante en la evolución de los humanos modernos, este nuevo hallazgo sugiere que la historia de nuestra alimentación es más compleja de lo que pensábamos.
