Los rumores en la city porteña no se detienen. En los pasillos de los bancos y las mesas de dinero, la incertidumbre se traduce en movimientos silenciosos pero contundentes: los grandes capitales empiezan a insinuar una retirada de los activos en pesos argentinos, migrando hacia refugios más sólidos, con el dólar como destino principal. En un contexto donde la presión sigue marcando el pulso de la economía y la promesa de una liberación total del mercado cambiario se vuelve cada vez más un punto de fricción entre los economistas, los mercados parecen anticiparse a una transición que podría redefinir el panorama financiero del país.
La relación con el FMI
Uno de los mayores desafíos que enfrenta el presidente Javier Milei en este momento es su dependencia de un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) para sostener el tipo de cambio en los meses críticos que restan hasta las elecciones de fin de año. Su gobierno, que ha hecho del ajuste fiscal una bandera innegociable, sabe que sin un colchón financiero sólido, la volatilidad del mercado cambiario podría desbordarse, erosionando la confianza de los inversores y debilitando su capacidad de maniobra.
Sin embargo, la relación con el FMI está lejos de ser sencilla. El organismo mira con recelo las intenciones del gobierno argentino, especialmente porque teme que una parte significativa de los fondos solicitados termine facilitando la salida de grandes inversores del carry trade, en lugar de apuntalar la estabilidad macroeconómica. Esta estrategia, utilizada recurrentemente en Argentina, ha permitido a fondos especulativos ingresar capitales a tasas atractivas en pesos, beneficiándose de los altos rendimientos en el corto plazo y luego dolarizándose en un momento oportuno, generando una presión adicional sobre las reservas del Banco Central.

Desde el FMI no ven con buenos ojos la idea de financiar, de manera indirecta, la retirada aunque fuera ordenada de estos capitales. Para el organismo, cualquier asistencia adicional debería estar condicionada a un programa económico más estructurado y predecible, algo que, en el caso del gobierno de Milei, sigue siendo un punto de tensión. Mientras el presidente apuesta a una salida rápida del cepo cambiario y a una eventual dolarización de la economía, en Washington persisten las dudas sobre la viabilidad de este modelo sin antes haber resuelto los desequilibrios fundamentales del país.
Milei: Cavallo es un impresentable
Paralelamente, en el terreno político y económico, la figura de Domingo Cavallo ha vuelto a posicionarse en el centro del debate. Su voz, que para muchos evoca recuerdos de estabilidad y crisis a partes iguales, ha resonado con fuerza en las últimas semanas debido a una controversia con el presidente Javier Milei. Lo que comenzó como una serie de observaciones técnicas sobre la política económica del gobierno derivó en un enfrentamiento directo, cuyo impacto trascendió lo meramente académico.
Cavallo, con su experiencia de décadas en la gestión económica argentina, criticó abiertamente el manejo del tipo de cambio y la estrategia de salida del cepo cambiario, advirtiendo sobre los riesgos de una transición brusca. Sus palabras no cayeron en saco roto. Milei reaccionó con dureza, tildándolo de «impresentable» y llevando la disputa al plano personal al ordenar la destitución de Sonia Cavallo, hija del exministro, quien hasta ese momento se desempeñaba como embajadora argentina ante la OEA.
Lejos de replegarse, Cavallo salió a responder públicamente, defendiendo su postura con la misma firmeza con la que, en el pasado, defendió sus propias políticas económicas. Recordó su apoyo explícito a Milei durante la campaña presidencial de 2023, cuando muchas de sus ideas fueron reinterpretadas y reutilizadas por el entonces candidato libertario. Sin embargo, dejó en claro que su respaldo nunca fue incondicional y que su actual preocupación se basa en fundamentos técnicos más que en disputas personales.

A diferencia de otros momentos de su carrera, Cavallo no se muestra desesperado ni beligerante. Su tono es el de un economista que observa con atención una situación que, a su juicio, podría derivar en problemas si no se maneja con cautela. Ha insistido en la necesidad de una unificación cambiaria ordenada, evitando escenarios de shock que podrían generar mayores distorsiones. También ha advertido sobre una posible sobrevaluación del peso en un contexto donde las señales del mercado apuntan en la dirección opuesta.
Diego Giacomini de amigo a crítico de Javier Milei
La crítica de Diego Giacomini al gobierno de Javier Milei no es menor, no solo por su contenido, sino por el hecho de que proviene de alguien que trabajó codo a codo con el actual presidente en el desarrollo de sus ideas económicas. En una reciente entrevista con Perfil, el economista liberal-libertario lanzó una advertencia directa: «Javi, te metiste en un callejón.«
Sus declaraciones apuntan al cepo cambiario, una medida que, según Giacomini, no solo contradice los principios de la libertad económica que Milei ha defendido históricamente, sino que además distorsiona la economía y empobrece a los privados. En respuesta a las declaraciones del presidente, quien calificó como un «disco rayado» las críticas recurrentes de economistas sobre el tipo de cambio, Giacomini insistió en que el control del dólar y de la tasa de interés no es otra cosa que “socialismo monetario condenado al fracaso”.

El economista, autor de cuatro libros junto a Milei, dejó en claro que su descontento no es meramente conceptual, sino que surge de lo que considera una traición a los principios fundamentales del liberalismo económico. Según Giacomini, el hecho de que Milei mantenga el cepo en pie implica un grosero error intelectual, que no solo afecta su diagnóstico sobre la economía argentina, sino que además lo lleva a conclusiones erróneas sobre su propio gobierno.
Para Giacomini, la persistencia de estas restricciones demuestra una contradicción evidente entre el discurso de Milei y su accionar como presidente. Mientras en campaña aseguraba que la dolarización y la eliminación del cepo eran prioridades innegociables, ahora parece haber dado un giro pragmático, optando por una estrategia más gradualista que se asemeja, en ciertos aspectos, a las políticas de administración del tipo de cambio que tanto criticó en gobiernos anteriores.
Más allá de las diferencias ideológicas, esta ruptura dentro del círculo más purista del liberalismo refleja una tensión subyacente dentro del gobierno y sus aliados intelectuales. Si bien Milei mantiene un respaldo significativo en su base electoral, su gestión económica está sometida a un escrutinio constante por parte de sectores que antes lo apoyaban incondicionalmente.
La pregunta clave es cuánto peso real tienen estas críticas dentro del rumbo del gobierno. Mientras en el plano financiero la presión del mercado se hace sentir y en el político las alianzas internas se ponen a prueba, la figura de Milei enfrenta su primer gran dilema: seguir sosteniendo su discurso de libertad absoluta o ceder a la realidad de la gestión económica, con todos los compromisos que eso implica.
¿Que se agota primero los pesos o los dólares?
La discusión sobre si a Milei se le agotarán primero los pesos o los dólares ha cobrado una importancia central en los debates financieros de la city porteña, especialmente después de la publicación de un artículo en IProfesional titulado «¿A Milei se le agotarán primero los pesos o dólares?: la polémica que tiene en vilo a la City». A pesar de ser un debate altamente técnico, la cuestión ha generado fuertes discusiones, ya que de su resolución dependerá la estabilidad económica en los próximos meses. Uno de los puntos clave del análisis radica en cuántos pesos realmente existen en la economía. Mientras algunos analistas sostienen que la cantidad de dinero en circulación es muy superior a lo que el gobierno reconoce, los funcionarios del ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo, defienden la estrategia de «ancla monetaria», es decir, la reducción drástica de la emisión como un pilar fundamental para estabilizar el dólar y contener la inflación. Para el equipo económico, llegará un momento en el que la base monetaria «transaccional» —el dinero que la gente usa diariamente para pagar y cobrar— coincidirá con la «base monetaria amplia», que incluye pasivos remunerados del Banco Central, las LEFI del Tesoro y los depósitos del gobierno. Según Caputo, cuando ambas bases coincidan, desaparecerá el excedente de pesos y, en teoría, no habrá más riesgos de una corrida cambiaria. Sin embargo, esta visión es altamente cuestionada por economistas y actores del mercado, ya que asume que los pesos eliminados de la economía no volverán a demandarse en forma de dólares, algo que la historia económica argentina contradice repetidamente. En un contexto donde el acceso al dólar está restringido y la confianza en el peso sigue siendo baja, muchos temen que la disminución artificial de la cantidad de pesos solo postergue el problema en lugar de solucionarlo.
