Argentina al borde del colapso: ¡Guillermo Moreno advierte un final peor que el 2001!

Guillermo Moreno analizó la situación económica actual y afirmó que aún se está en los inicios del final de la crisis. Según él, ya no es cuestión de preguntarle a la economía, sino a la política, si esta está en condiciones de adelantarse a lo que viene. Considera que el Congreso es el ámbito que debe tomar acción y advirtió que la situación actual es mucho peor que las crisis de 2001 y 1989.

Moreno explicó que muchas empresas están sin stock debido a la propia lógica del gobierno de Milei. Según él, el año pasado se incentivó a las empresas a vender sus dólares y colocar sus fondos en plazos fijos, asegurándoles una devaluación controlada y una baja inflación. Como resultado, las empresas tomaron decisiones en función de estas señales y hoy se encuentran sin stock, lo que en una sociedad urbana como Argentina, con un 96-97% de abastecimiento dependiente de estos circuitos, podría derivar en un grave desabastecimiento.

Para Moreno, esto solo puede resolverse desde la política, y el Congreso debe actuar antes de que la situación se agrave aún más. Expresó su preocupación por la falta de rigor técnico en los comunicados del Senado y advirtió que cuando la economía comienza a imponerse sobre la política, se generan problemas mayores. Comparó la política con un tren: cuando este va sobre rieles, la política puede manejar su velocidad, frenar y arrancar, pero cuando descarrila, los políticos deben dar un paso al costado y permitir que los técnicos lo vuelvan a encarrilar. En su opinión, el tren de la economía argentina está comenzando a descarrilar, por lo que se requiere un máximo rigor técnico en las decisiones.

Moreno recordó que en 2001, el economista Jorge Ávila había anticipado con precisión los eventos de la crisis financiera de aquel entonces: la caída de reservas, el retiro de depósitos, el contagio bancario y el corralito. Sin embargo, señaló que aquella crisis fue esencialmente financiera, y las empresas tenían stock suficiente para resistirla a corto plazo. En cambio, la crisis actual es mucho más grave porque, además del problema financiero, las empresas carecen de stock. Para demostrarlo, sugirió llamar a compañías clave del mercado, como Molinos, Arcor o Aceitera General Deheza, y preguntar cuánto stock tienen disponible.

Respecto a un posible acuerdo con el FMI, Moreno descartó la versión oficial de que habría una solución estructural. Sostuvo que no hay superávit fiscal y que cualquier acuerdo se limitaría a permitir pagos mínimos para evitar un colapso inmediato, pero no resolvería los problemas de fondo. Según él, ni Luis Caputo ni Javier Milei tienen conocimientos reales de macroeconomía y criticó la confusión conceptual que manejan respecto a los fondos de inversión y los activos financieros. También recordó que Caputo fue despedido por el FMI en el pasado, algo que consideró inédito y una muestra de su incompetencia.

En cuanto a las próximas semanas, Moreno advirtió que el país enfrenta un escenario complicado, pero descartó que la marcha del día siguiente pueda generar un conflicto mayor. Recordó que el miercoles pasado a la noche hubo 2 marchas según él, una a la tarde y otra a la noche, de acuerdo a su visión el accionar de la policía a la noche fue decidido en una «mesa decisional» sin la presencia de Patricia Bullrich ni Milei, lo que permitió evitar incidentes mayores. Según él, en esta nueva movilización, la situación será similar y estará bajo auditoría judicial, lo que impedirá una represión descontrolada. Explicó que, en 2001, cuando la jueza Servini de Cubría tomó el control del operativo policial, el gobierno de Fernando de la Rúa cayó inmediatamente. Para Moreno, si algo similar ocurriera ahora, el gobierno de Milei llegaría a su fin, pero aseguró que no sucederá en esta ocasión.

Por último, criticó la actitud de algunos sectores progresistas que, según él, promueven discursos alarmistas sobre una posible represión violenta, mientras evitan involucrarse directamente. En su opinión, en una movilización, la sangre que se derrama no distingue entre trabajadores con o sin uniforme, por lo que lo fundamental es evitar la violencia. Insistió en que la prioridad debe ser garantizar la gobernabilidad, como ocurrió en la movilización anterior, donde no hubo incidentes graves y los manifestantes pudieron expresarse en paz.

Así concluyó su análisis, reiterando su convicción de que la crisis actual es mucho más grave que las anteriores y que su resolución depende exclusivamente de una intervención efectiva de la política antes de que sea demasiado tarde.

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